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El sonido y crujir del paso de “La Bestia” en la vías alientan el sueño americano de un puñado de migrantes, que aunque están cansados, siguen con la esperanza intacta de pisar Estados Unidos.
Se resguardan de las inclemencias de la noche en “Un Oasis en medio del camino”, un Centro de Atención a Migrantes que está a un costado de unas desoladas vías del tren que atraviesan el poblado de Apaxco, en el Estado de México, uno de los sitios claves, dicen, para poder “montar” hacia el destino principal que conduce del centro del país a la frontera norte.
“Me siento emocionado porque al tomar el tren estaría a un solo paso de mi sueño”, dice José.
El grupo de migrantes, un par de mujeres, un menor y ocho hombres de Venezuela y Honduras asegura que, a pesar de las amenazas de Tump, persistirán en su sueño sin temor alguno.
Edison Rivas, paramédico de profesión en Caracas, relata que hace cinco años con el sueldo que percibía por mes, únicamente costeaba una caja con 12 huevos, por lo que comenzó su viaje en busca de darle una mejor vida, aunque a la distancia, a su hija.
“Me siento emocionado porque al tomar el tren estaría a un solo paso de mi sueño”. José
“Decidí salir del país porque tengo metas mayores, dejé la dictadura y el no poderme expresar, no hay vuelta atrás”, aseguró.